23 de noviembre de 2011

BULLYNG. FALTA DE TOLERANCIA Y RESPETO. Cuento: EMILIO


CUENTO: “EMILIO”
Mariana Mansilla - 4to CN

Emilio tiene 16 años, es hijo único y se lleva bien con sus padres, le gusta hablar con su única y mejor amiga Juana en clases... A veces lo retan y otras veces lo felicitan por su progreso en las materias pero, nada de ésto mucho le importa.

Lunes 3 de Abril, 2011.
En un aula con 14 chicos y 5 chicas. Y Emilio.

 “Ahí viene el marica” – le susurra Matías a su compañero de banco, Nicolás.
 “Sí, no quiero ni mirarlo… tengo miedo de que se enamore de mí si lo veo a los ojos!” – ambos se ríen mientras lo miran.
“Otro día de tortura en el colegio” piensa Emilio mientras ve como Matías y Nicolás murmullan mientras pasa. Se sienta junto a Juana, la saluda y empieza la clase de Matemáticas. Aburrido, piensa en la fiesta que se aproxima el sábado, toda la secundaria va a asistir y él evalúa todas sus opciones de vestimenta para ésta. Está muy contento ya que el viernes a la tarde fue a comprarse muchísima ropa, algo que él ama. “Creo que me voy a poner el pantalón jean viejo y la remera azul que me compre… ¡Sí, definitivamente es perfecto! con las zapatillas que me compró mamá” Algo interrumpe su mirada perdida en la ventana, un papel que voló hacia su banco de quién sabe dónde. Lo abre, lo leé, lo tira.

 “¿Qué decía Emi?” – Le pregunta Juana, sabiendo exactamente de qué se trataba.
 “Me tienen cansado Juani, no aguanto más que me molesten con ya-sabés-qué. Ya no veo la hora de que la semana de clases termine y sea sábado, ¡así salimos juntos!” – La mira, sonríe y desvía su mirada.
 “No tenés que esconder nada, no te preocupes por lo que dicen los demás. A vos te gusta quién quieras, amás a los que quieras, y nada-“
 “¡shhhhhhh! ¡Hicimos un trato de que en el colegio no hablábamos de eso!” – La interrumpe Emilio agachando la cabeza.
 “Sí, ya sé ¡Igual pensá en lo que te dije!”
Volvieron sus miradas al pizarrón.

Martes 4 de abril. 2011
“Déjenme en paz”

Miércoles 5 de abril. 2011
“¡Ya falta poco para el sábado Juani! Te morís cuando vea lo que me compré.”

Jueves 6 de abril. 2011
Tocá el timbre del recreo.
 Emi va al baño a lavarse la cara, de pronto la puerta se cierra a sus espaldas y luego vuelve a tener la marca de la mano de Matías en la cara. Tratando de no llorar piensa que cada vez frecuentaba más estos encuentros. “No hubiera dicho nada y listo. Soy un idiota… Juana no tiene razón, mi psicóloga tampoco, nadie la tiene y nadie me va a entender jamás

“¿Qué mirás mariquita? ¿Me querés dar un beso o qué? Salí del baño antes de que te vomite en la cara” – Le grita Matías.

Viernes 7 de abril. 2011
Emilio no fue al colegio y luego del almuerzo llama a Juana.

“Juani necesito que me prestes base para taparme un moretón, para la fiesta de mañana por favor… No, es que la estaba ayudando a mi vieja a sacar unas cajas de la habitación de atrás y se me cayó una en la cara… Sí, estoy de maravilla, mañana hablamos.”

Sábado 8 de abril. 2011
18:01 hs.
Ya se bañó y arregló con Juani para ir juntos a la fiesta. Ahora mira el partido de tenis con su papá como siempre lo hacen, tomando unos mates mientras comparten quejas hacia los tenistas y sus errores no forzados, mientras comparten sus festejos, sus choque-los-cinco y felicidad cuando gana el favorito de ellos.
“Pá, esta noche me vuelvo en taxi. No quiero que me vayas a buscar porque creo que termina tarde”
 “Bueno, pero por favor cuidate, es muy peligroso a la madrugada con todos los secuestros, asesinatos y robos. Quiero que te subas a un taxi en la puerta de la fiesta y bajes en la puerta de casa ¿Entendiste?”

22:13 hs.
Llegó Juani tan linda como siempre, Emi la recibe con un abrazo y se van a su habitación. Él le muestra su ropa nueva
“Son muy cómodas las zapatillas, mi mamá me las compró. Es una genia ¡dice que las vio y dijo que eran indiscutiblemente para mí!”
 Ambos se ríen, hablan, Emi se tapa su moretón con base y listos para la fiesta tan esperada, era la primera vez que se organizaba una exclusivamente para la secundaria del colegio.

00: 31 hs.
La mejor música sonaba, todos bailaban a su manera, las voces de los chicos cantando la canción que pasaban apenas se escuchaban, la felicidad de Emi era indescriptible. La mano, las burlas, los papelitos, los moretones, esas miradas, esos murmullos, esas risitas… Nada importaba porque nadie podía evitar que él bailara cómo y cuánto quisiera.
En una esquina del boliche estaba Matías planeando una broma, muy inocente y muy cómica para él, que iba a hacer que todos hablen de ella por varios meses e inclusive AÑOS. No había duda de que iba a ser el más conocido y popular del colegio.

Matías y sus cuatro amigos, fieles seguidores, se pusieron alrededor de Emi. Sin entender lo que pasaba, empezaron a orinar encima de él. Juana gritaba desesperada pidiendo ayuda, pidiendo que dejen de reírse y de mirar sin hacer nada.

“¡Si le gusta!, ¿O no que te gusta Emilio?, ¿No es tu sueño estar rodeado de hombres y tener su aroma en tu cuerpo?” – algunos reían, otros miraban y señalaban con el dedo.

Emilio se fue corriendo y llorando de la fiesta.

No tuvo fuerzas para cumplir con lo que le había pedido el papá y sólo caminó sin rumbo por la ciudad… odiándose, odiando su vida, su forma de ser, odiando todo lo que pasa, preguntándose ¿POR QUÉ A ÉL?
Miró la hora. “04.35”
Se sentó en el puente, observando un largo rato como pasaban los autos, se sacó su remera azul, la nueva y estrenada esa noche. Se sacó las zapatillas y las dejó a un costado. Ya de pie al borde del puente, pensó,
“Mamá es una genia, esas zapatillas son las más cómodas que tuve en mi vida”

Y dejó caer su cuerpo, su vida, su familia, la mano, las burlas, los papelitos, los moretones, esas miradas, esos murmullos, esas risitas, todo.


FIN

  
Hay muchas personas como Emilio, que siendo y mostrándose ellos mismos son atacados por otros. Como también hay casos de personas que escondiendo quienes verdaderamente son, por miedo a la reacción de sus conocidos/amigos/familia, se ven perjudicados por ellos mismos.
Nada debería pasar por esto.
Todos debemos aceptar al otro. No importa su apariencia física, su orientación sexual, su religión, su género, etc. Porque al fin y al cabo, TODOS somos humanos.


EXCELENTE TRABAJO, MARIANA!!!

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