23 de noviembre de 2011

VIOLENCIA DE GÉNERO - Cuento.

EL FIN



Marina Rodriguez Nielsen - 4° año EyG 2011.

Estoy asustada. Esta vez no es como las otras. Tengo miedo de salir. Sé que me está esperando ahí afuera, del otro lado de la puerta que nos separa. Lo escucho gritar, maldiciéndome. Cuando lo conocí nunca imaginé que esto podía suceder. Me enamoró con su sonrisa, todo parecía tan perfecto, me casé con él, era feliz. Y ahora todo eso me parece un sueño tan lejano.
Mi vida era perfecta, hasta que un día todo cambió sin previo aviso. Una noche volvió de trabajar y la cena no estaba lista, había tenido un día largo y me quedé dormida en el sillón. Cuando llegó me despertó a los gritos y no paró hasta que terminó de comer.
Después de esa noche nada volvió a ser igual. Al principio eran solo gritos e insultos pero luego comenzó a causarme daño físico. Empezó a golpearme tal como yo temía, pero nada podía hacer. Era su prisionera. Él no tenía un motivo concreto para hacer lo que hacía, solo había dejado en claro que yo le pertenecía, era suya y de nadie más.
Pero hoy se había enterado que había encontrado un hombro donde llorar. Un amigo, nada más que un simple y buen amigo. La única persona en mucho tiempo que supo escucharme. Vive al lado de nuestra casa y su nombre es Martín.
Nunca se había enojado tanto mi marido, está celoso pero no son solo celos, está molesto. Molesto porque sabe que a Martín le confié todo. Parece una bestia, no tiene compasión, le suplico, le lloro, le trato de explicar, pero él no para. Logré llegar y encerrarme en el baño. Todavía no sé cómo lo logré pero acá estoy, encerrada en un baño, mi baño que ahora me parece tan extraño. Hay una ventana que da al jardín, pero es muy pequeña, no cabe ni el cuerpo de un bebé y como si fuera poco tiene rejas. Lo único que me queda es gritar, gritar con todas mis fuerzas; y rezar, rezarle a Dios. Sé que en un momento u otro él va a romper la cerradura. Y ese va a ser mi fin.
Nunca quise esto para mí, yo solo quería casarme, tener una familia, ser feliz. No entiendo por qué me está pasando esto ¿es que hice algo para merecer tanta tortura?
Algo pasa, escucho ruidos esta vez distintos. Ya los insultos no están dirigidos a mí.
 Gracias, gracias Dios. Ahora se escucha otra voz, la de Martin. Sé que vino a ayudarme, ahora vuelvo a tener esperanzas, tal vez todo no tenga que terminar como yo pensaba en un primer momento.
Más ruidos, ¿Qué estará pasando ahí afuera? Y un disparo. No entiendo que pasa, quien le disparo a quien. Por favor que todo esté bien, por favor. Y al fin una dulce voz me calma desde el otro lado de la puerta:
-   Ya todo terminó - me dice.

Y le creo, por primera vez en mucho tiempo sé que puedo estar tranquila, nadie va a lastimarme. Sé que todo va a estar bien, mi pesadilla acaba de terminar, así que abro la puerta, y con ella un nueva vida.

No hay comentarios: