Un caso de Esquizofrenia: La vida de John Forbes Nash, Jr.
“Una mente Brillante” fue basada en un hecho verídico, en el cual el film cuenta la vida de John Nash, un premio Nóbel quien convivió la mayor parte de su vida adulta con la esquizofrenia. Sólo con la ayuda de su mujer logró sobreponerse para alcanzar el Nóbel en 1994.
John Nash es un profesor interpretado por Rusell Crowe, que comienza como estudiante en Princeton, en 1947. Nash se destaca por ser un gran matemático, con la extraordinaria habilidad de detectar patrones tanto en la naturaleza como en áreas muy diversas lo que le permitió establecer métodos para resolver problemas que antes no tenían solución , las matemáticas pasan a ser un símbolo fundamental en la vida de John Nash.
Nash se desempeño como profesor en la misma universidad donde estudió, y según el relato, además trabajando en descifrar códigos del enemigo, para el departamento de defensa CIA, representado por el agente Parker (Ed Harris). Luego se enamora de una alumna de él, Alicia (Jennifer Connelly), y posteriormente se casa con ella. Mas tarde se descubre que Nash tiene alucinaciones paranoides y es internado en un hospital mental en el años de 1959, al cuidado del misterioso Dr. Rosen (Christopher Plummer).
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Alfredo Olivera, director de
Es una radio en el borde. Y está ubicada en el Borda. En FM
Fue la casualidad lo que llevó a Oscar Ruggeri a donar –como un buen regalo de cumpleaños– los fondos para armar un estudio propio de emisión que comenzará a construirse pronto. Hasta ahora, los internos lidiaban con el frío y la lluvia cada vez que éstos se hacían presentes y contaban (de hecho todavía cuentan) con tan sólo unas sillas para sentarse alrededor de una mesa diminuta. “Esto demuestra que hay claramente una política de indiferencia del hospital con el proyecto de la radio”, dice Olivera a Página/12. “Pero como
–¿A qué se refiere con buscar el crecimiento por afuera?
–Hace 3 o 4 años, desde la dirección del hospital estuvieron por inaugurar un proyecto radial que se iba a llamar FM Borda, y que nos dejaba afuera a nosotros. Ese proyecto naufragó, entre otras cosas porque
–¿Cómo fueron los festejos?
–
Olivera comenzó a visitar el hospital siendo parte de un grupo que se llamaba Cooperanza, creado por Alfredo Moffat, y que fue la continuación de la peña Carlos Gardel interrumpida en los años de plomo. “Yo empecé a ir a ese grupo y después de unos 8 o 9 meses se me ocurrió la idea de armar la radio. Creo que en el hospital, además de la patología que pueda tener un interno, también cargan con la cruz de la marginación. La radio fue pensada como un salto al muro para volver a poner la palabra de los internos fuera del hospital. Luego nos dimos cuenta de que tenía fines terapéuticos.”
–Escuchándolos en la radio da la sensación de que la línea entre el adentro y el afuera es demasiado estrecha...
–Eso es significativo. Desde nuestro posicionamiento ético pensamos en la radio como un dispositivo para tratar de despertar en la comunidad acciones solidarias, y también efectos terapéuticos puntuales. Ahora bien, no hay clínica posible si no se tiene en cuenta que detrás de la radio hay justamente eso: gente. Que la vida les ha pegado y ellos han sido atravesados, y van cruzando el hecho de existir y tratan de subsistir de distintos modos.
–Es curioso ver cómo se ríen de sí mismos...
–A ellos les gusta llamarse colifatos. Parece que hay una diferenciación entre el loco feo y peligroso y el colifato que ha logrado con ese significante otra mirada desde el punto de vista de la sociedad.
–¿Hay pertenencia a la radio?
–Esa es la idea. No se trata de un proyecto normativo, no se trata de que nosotros, “los que sabemos”, desde el taller de radio, les enseñemos a hablar, o a producir un programa. El hacer mejores programas o mejores producciones son efecto de que acá lo que más nos importa es que lo que emerja sea un Pedro, un Juan, una María o una Estela. Y lo que hace la radio es habilitar un espacio desde lo simbólico para que de allí pueda emerger un discurso. Por eso creo que
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